Blog para la asignatura crítica de cine

...

martes, 29 de junio de 2010

La hipótesis del cuadro robado, Raoul Ruiz, 1979


  • Título Original: L’hypothèse du tableau volé
  • Año: 1979
  • Duración: 66 min.
  • País: Francia
  • Director: Raoul Ruiz (AKA Raúl Ruiz)
  • Guión: Raoul Ruiz (AKA Raúl Ruiz), Pierre Klossowski
  • Música: Jorge Arriagada
  • Fotografía: Sacha Vierny (B&W)
  • Reparto: Jean Rougeul, Anne Debois, Alix Comte, Jean Narboni, Alfred Bailou, Bernard Daillencourt, Daniel Grimm, Jean Reno, Vincent Skimenti
  • Género: Drama


La hipótesis del cuadro robado me llamó mucho la atención por su originalidad. No es una película típica, está planeada completamente para aburrir, pero por otro lado, engancha bastante, sobre todo a los amantes la Historia del Arte, aunque para ello tienes que hacerte o acostumbrarte al ritmo de la obra.

A pesar de sus 66 minutos, es una película que se te puede hacer aburrida y larga; sobre todo, los primeros quince minutos. Esto es debido a que los planos son bastante largos y estáticos. En ellos no pasa nunca nada y su acompañamiento, cuando no es una voz en off, son las explicaciones del coleccionista y de manera muy pausada. Esto puede invitarte a dos cosas: a desconectar o a captar todos los detalles que ofrecen los encuadres.

La película en su totalidad es una obra de arte; y ya sea por el tema que trata, la música de ópera o los encuadres. Y es que, los planos están pensados como si de un cuadro se tratara.

El coleccionista narra la historia que encierra la serie de un supuesto pintor francés, Tonnerre. Éste, en el siglo XIX plasmó en distintos cuadros las diferentes imágenes de una ceremonia secreta. Una ceremonia que fue, a su vez interrumpida por las autoridades, dando lugar a un escándalo donde estaba implicada una conocida familia de la época.

A medida que se cuenta un pasaje concreto, se representa la escena de ese mismo cuadro. Para ello, Raoul Ruiz recrea diversos tableux vivants (pinturas vivientes) en la que los actores se colocan en la misma posición que en la composición plástica de Tonnerre.

Es inmejorable la interpretación de los actores debido a la complejidad de la situación. Deben estar completamente quietos para representar los cuadros y en planos secuencia bastante largos. No se mueven ni un ápice y hay alguna posición que otra tremendamente complicada.

Los únicos movimientos de cámara que hay en la película es cuando se presenta un tableau vivant. El objetivo se pasea por toda la geografía del cuadro para buscar esos restos de verdad oculta.

Para ello se adentra en la historia desde el exterior hasta el interior o alrededor de los personajes. Así podemos ver el máximo detalle y el cuidado de los planos. Quedá atrás la típica bidimensionalidad de los encuadres a los que estamos acostumbrados a ver. Con este procedimiento se confirma la perfecta planificación y el valor que se le otorga a la iluminación, ya que se trata de una película rodada en blanco y negro, recayendo toda su importancia en los contrastes lumínicos, la profundidad de campo y el desafío a la perspectiva.

En líneas generales, La hipótesis del cuadro robado es una película para el deleite visual. Invita a la contemplación del paisaje pictórico acompañado por una interesante historia que merece la pena conocer cómo se resuelve.

Por otro lado, lo único negativo que encuentro del film son los momentos en los que tienes que luchar contra tanta relajación debido a tan pausado ritmo, por ello, no aconsejo verla demasiado cómodo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario